martes, 13 de abril de 2010

Lambayecanos ilustres

Jose Balta
Aunque José Balta no había nacido en el Departamento de Lambayeque, la historia lo conoce como el "Héroe de Chiclayo", título que merece no por algún hecho circunstancial y fortuito sino por su entrañable amor a esta tierra y su identificación con el pueblo Chiclayano, que en hermoso y gallardo gesto decidió compartir la suerte de su caudillo exigiéndole que se quedara en la ciudad para hacer frente juntos al adversario.

Pocos casos, se han dado en el Perú de una eclosión popular como la que se produjo en Chiclayo en el mes de diciembre de 1867 en torno a José Balta, en un acto de fe y solidaridad que recuerda los tiempos del Cid.

Corrían los días en que la oposición a la dictadura de Prado tomaba dimensiones nacionales y en los que, también, era cosa común y corriente reunir un ejército y declararle la guerra al gobierno, cuando las cosas no iban a satisfacción de todo mundo. Cuando el repudio era general, como sucedió en este caso, los levantamientos surgían por todas partes. Así de impacientes eran nuestros caudillos, poco dispuestos a esperar días de elecciones.

Una rebelión en el Sur había obligado a Prado a abandonar Lima con la esperanza de poder reprimirla, pero José Balta levanto también su propia bandera revolucionaria en Trujillo. El gobierno trato de sofocar rápidamente este movimiento ante la potencia de las fuerzas que envío contra el rebelde este opto por retirarse a Otuzco y luego capturo Cajamarca, después de varias horas de lucha. Bajo enseguida a la costa, llegando a Chiclayo tras un penoso viaje a solo 156 hombres.

Además estaban muy mal armados y con un escaso porque con él solamente podrían hacer frente al adversario por unas pocas horas. El pueblo chiclayano recibió a su caudillo con enorme afecto, lo cobijo, hizo suya la causa que él defendía y el entusiasmo corrió como reguero de pólvora por la ciudad.

Los pueblos del norte aman la vida y la viven alegremente. No se fanatizan ni se dejan arrastrar fácilmente por caudillos, lo que también podría explicar lo poco frecuentes que son los movimientos políticos en esta región del país y seguramente explica también, la alegre exaltación con que al mismo tiempo festejaban la presencia de Balta y combatían a las fuerzas gobiernistas.

Poco después de su llegada, Balta, intento retirarse a Huaraz para no causar daños a la ciudad de Chiclayo, al enterarse de que aquí seria atacado por fuerzas de infantería y caballería, reforzadas con artillería, que comandaba el Ministro de Guerra Mariano Pio Cornejo. Pero el pueblo entero lo detuvo y levanto barricadas para combatir con el.

Cornejo había pensado que en pocas horas destruiría a Balta de quien sabia, tenia 150 hombres mal armados. Ataco la plaza y se dio con la sorpresa de una terca resistencia y las horas se convirtieron en días. Todo el pueblo de Chiclayo combatía en los tres puntos por los que la ciudad fue atacada y combatía con lo que podía, defendiéndose con escopetas de caza a falta de fusiles
Pero no solo combatían, sino que también cantaban y se jaraneaban. Se puso entonces de moda un estilo de coplas populares al que llamaban la conga y que al compás de las guitarras y cajones se cantaba y bailaba por toda la ciudad con letras alusivas a Balta y su causa. Ricardo Palma, que estaba allí porque era Secretario de Balta, dice "quien no vio bailar la conga no ha visto cosa buena y sabrosa. Aquello era la resurrección de la carne, como dio un arzobispo". "En todas las cosas había jolgorio y se bailaba y se cantaba"€¦"por todas partes no se oía sino la conga. Chiclayo era una "conguería". Y agrega que cuando los sitiadores entraron en la ciudad con la intención de llegara a la Plaza de Armas, al pasar por las calles el pueblo cantaba a gritos desde las ventanas las coplas de la conga.

Cuenta también el tradicionista que cuando en un momento crítico se acerco a Balta, que dirigía las operaciones desde la torre de la Iglesia Matriz, para preguntarle cómo estaban las acciones, Balta le contesto "¿No oye Ud. la conga?", dándole a entender que mientras el pueblo cantara, el espíritu se mantenía en alto.

Veintiséis días duro la heroica resistencia de los Chiclayanos y cuando al fin Cornejo decidió atacar con todas sus fuerzas la noche del 5 de enero de 1868. Cayó derrotado en toda la línea.

Balta, que había nacido en Lima el 25 de abril de 1814, era un veterano en los trajines del caudillismo militar y anteriormente, en 1865, había encabezado en Chiclayo otra revuelta contra Pezet cuando era repudiado por todo el país por su débil conducta frente a la escuadra española que asediaba nuestras costas. Fue Ministro de Guerra en el corto gobierno de Diez Canseco, combatió en el callao el 2 de Mayo de 1866 y después de la derrota de Echenique, al que se había unido, se retiro de la política dedicándose a la agricultura, en Lambayeque. Su preocupación por hacer obra de bien común a favor de la colectividad le granjeo las simpatías del pueblo hasta convertirlo en un ídolo.

El 2 de agosto de 1868, Balta fue elegido Presidente Constitucional de la República, por decisión del Congreso de acuerdo con el estatuto de la época, derrotando a su opositor civil de Miguel Toribio Ureta. Tuvo como Ministro de Hacienda a Nicolás de Piérola e hizo un gobierno progresista, aunque se le critico el contrato Dreyfus sobre el guano y los grandes empréstitos con que se endeudo al país.

El fin del gobierno de Balta fue trágico. Por primera vez en la República un civil-Manuel Prado-gano las elecciones y el mandatario se encontró ante un dilema debido a la presión de elementos militares para que impidiera que llegara a la presidencia el candidato vencedor. Tomas Gutiérrez, su Ministro de Guerra, encabezada esta actitud.

Los Gutiérrez eran cuatro hermanos, Tomas, Silvestre, Marcelino y Marcelino. Todos eran coroneles, rudos y violentos. Eran temidos dentro y fuera del Ejército. Representaban a un Ejército con prestigio internacional.

Tomaron preso a Balta y lo llevaron a Santa Catalina.

Enterado el pueblo de sus ajetreos se comenzó a formar una ola de protesta alentada por los civilistas y Silvestre fue asesinado durante un tiroteo en la estación del ferrocarril de San Juan de Dios, donde se defendió solo, como un león contra la plebe exaltada.

Tomas, se proclamo Dictador y Balta fue asesinado en su misma celda cuando descansaba en su cama el 26 de Julio de 1872.

Los civilistas echaron la culpa del asesinato a los Gutiérrez. Estos se defendieron echándoles la culpa a su vez, a los civilistas. Nunca se aclaro el crimen. Pero las turbas salieron gritando "Los Gutiérrez mataron a Balta".

Al conocerse el asesinato de Balta se produjo el más sangriento levantamiento popular que ha visto Lima.

Tomas y Marcelino Gutiérrez fueron asesinados por las turbas, sus cadáveres vejados y colgados junto con el de Silvestre en una torre de la Catedral de donde fueron después bajados y quemados en una hoguera en el centro de la Plaza de Armas.
Augusto B. Leguía

En 1919, cuando Europa comenzaba a reponerse de la catástrofe de la primera guerra mundial conmovida por oleadas de movimientos sociales, en los que ya comenzaba a dibujarse la figura del fascismo, y el ideal de un impulso renovador se extendía por toda la América, en el Perú llegaba a la Presidencia, por el trillado camino del golpe de estado, un pequeño hombrecito de 56 años, espesos bigotes y simpático de aspecto, invariablemente vestido con sombrero de copa, levita, cuello de pajarita, guantes y escarpines y siempre con un elegante bastón en la mano.

Eran don Augusto B. Leguía, que el 4 de julio iniciaba el más largo gobierno que haya hecho un hombre en el Perú y cuyo periodo fue bautizado por sus contemporáneos, "el oncenio", aunque lo que paso en el, no tuvo nada de humorístico.

Disciplinado en todos sus actos hasta la exageración, vivaz, preciso y persuasivo cuando hablaba, de mirada firme y firmes maneras, tenía una personalidad cautivante y un raro talento para los negocios, cualidades que desde su juventud le habían abierto las puertas de los círculos más exclusivos de la sociedad y del mundo de las finanzas. En este campo había tenido éxitos poco comunes desde una edad en que la mayoría de los hombres están iniciándose en una profesión y había hecho su nombre conocido y respetable en los círculos económicos de Nueva York y Londres así como en los de la banca internacional.

Descendiente de una linajuda familia de vascos tradicionalmente dedicados al comercio, nació en el puerto de Lambayeque el 19 de febrero de 1863.

Era el cuarto de los once hijos de Nicanor Leguía y Carmen Salcedo.

Parte de su educación escolar la hizo en su tierra y parte en Valparaíso, de donde regreso a los 16 años y participo en la defensa de Lima en San Juan y Miraflores, gano los galones de sargento y se inicio como meritorio en la Casa Prevost.

Amaba entrañablemente a su esposa Julia Swayne Mariátegui y a sus hijos Dolores, Carmen Rosa, María Isabel, Augusto, José y Juan. Aficionado a las carreras de caballos, era un asiduo concurrente a las reuniones hípicas, a las que dio gran impulso.

Tenía 40 años y era ya un miembro prominente del partido Civil cuando José Pardo lo llamo a integrar el primer gabinete ministerial de Candamo, encomendándole la cartera de Hacienda, que volvió a tomar como Presidente del Gabinete con que se instalo el gobierno de Pardo en 1904, para llegar luego, por primera vez el 24 de setiembre de 1908 a la Presidencia de la República respaldado por su acertada gestión hacendaria, seriamente encaminada a transformar las bases económicas del país. Hizo un buen gobierno y emprendió importantes reformas en la administración pública. Pero al terminar intento ya, con muy criollos manejos, continuar en la Presidencia. Su intento fracaso y entrego el poder a Billinghurst, libremente elegido.
Diego Ferre SOSA


Diego Ferré es otro de los grandes héroes lambayecanos. Nació en la cuidad de Reque en 1844. Estudio en la Escuela Nacional de Lambayeque y en el Colegio de Nuestra Señora de Guadalupe, en Lima. Luego ingresó al Colegio Militar en el año 1865.

En la calidad de Guardia Marina fue destinado a la corbeta "América" (1866), concurriendo al combate de Abtao, contra la escuadra Española, mereciendo su primer ascenso.

Viajo en comisión a los Estados unidos de Norteamérica, y a bordo del monitor "Atahualpa" hizo la travesía desde el río Misisipi hasta el Callao, a través del estrecho de Magallanes, recibiendo al llegar su ascenso a Teniente Segundo (1871).

Sirvió en las dotaciones del vapor "Tumbes", de la corbeta "Independencia", del monitor "Huáscar" y otras unidades.

Promoviendo a la clase de Teniente Primero en 1875, fue nuevamente destinado al Huáscar en 1878.

Al iniciarse la guerra con Chile, participó en la ruptura del bloqueo de Iquique, el 21 de mayo de 1879, en el combate de Antofagasta el 18 de agosto, y en el combate de Angamos el 8 de octubre.

Junto con el glorioso comandante del Huáscar cayó acribillado en la cubierta cuando levantó al tope la bandera nacional que un mercenario había arriado.

Alcanzando por los proyectiles enemigos antes de alcanzar la driza, se sobrepuso al dolor y al mortal desfallecimiento que le agotaban, dando sus últimos instantes de vida para que la lucha continuaras sin rendición hasta la muerte.

Pascual Saco Oliveros


Un guerrero patriota había en aquel civil que abrazó la causa de la independencia.

En ese personaje, Pascual Saco Olivares, se revelaba al prócer que conspiró como capitán de milicias y ganó el grado de Coronel en los campos de batalla.

En 1820 alcanzó su primer éxito al obtener la rendición del cuartel realista de Lambayeque. Para entonces ya había superado los ajetreos de la conspiración clandestina.


Saco Oliveros



Entregado de fervor patriótico, abandonó sus intereses particulares y toda actividad que no estuviera dirigida a la lucha contra los españoles.

Así, más tarde, estuvo en Huaura con Iturregui llevando al Ejército Libertador, refuerzos y su propia colaboración.

San Martín lo hizo Capitán de Caballería y en 1866 en la Guerra con España, era Coronel el inspector General del Ejército.

Tomó parte en las campañas del Ejército Libertador, en el primer sitio del Callao, en el Alto Perú, en los conflictos con Colombia y Bolivia y enfrentó también a Salaverry.

Otras acciones de armas en las que tuvo participación fueron las batallas de Portete de Tarqui, Yungay y el Combate del 2 Mayo.

Fue vocal de la Suprema Corte de Justicia Marcial, Ministro de Guerra y Marina, Director del Colegio Militar, Prefecto de Junín, Gobernador del Callao y Prefecto Comandante General de Puno.

Murió el 7 de enero de 1868.



Pedro Ruiz Gallo



En Pedro Ruiz Gallo hubo una multiplicidad asombrosa de ingenio, talento, arte y valor.

Todas estas facetas se conjugaron en la personalidad del distinguido militar lambayecano, haciendo de su vida el esquema de una singular trayectoria.

Ruiz Gallo, Teniente Coronel del Ejército, fue el primero que se aventuró en la exploración de las selvas del norte. Su intención fue buscar una ruta de unión entre el Pacífico y el Atlántico.

Tras esa empresa retornó a Lima y supo dar muestras de valor en el Combate del 2 de Mayo de 1866.

Después de este episodio épico, surge en Ruiz Gallo la figura inventiva más notable de la época, cuando comienza a construir un monumental reloj, de raro mecanismo, comparable al que funcionaba a Estrasburgo.

Completar el mecanismo del aparato le demandó seis años de constante labor. Al final consiguió una obra monumental: un reloj de 11 metros de alto por 16 de ancho colocado sobre doce columnas de madera tallada.

El reloj tenía nueve esferas y 5,198 piezas. Su costo fue de 31,334 soles. La esfera del centro marcaba las horas y los minutos y las señalaban los días de la semana, los meses, los años y los siglos, el movimiento aparente del sol, las estaciones y el movimiento y fases de la luna.

Cuando el inmenso reloj marcaba las cinco de la tarde se presentaban dos centinelas que hacían con sus armas los honores de ordenanza, mientras que el órgano dejaba oír el Himno Nacional del Perú.

Ruiz Gallo, exhibió su reloj en la primera exposición industrial que patrocinó José Balta el 10 de julio de 1872.

Además del reloj de Ruiz Gallo presentó en la exposición una vihuela y un violoncelo armónico, también de su creación diez años funcionando en la antigua plaza de la Exposición, hoy Parque Neptuno.

En la guerra del 79, los chilenos se llevaron como botín, pero no lograron hacerlo funcionar por que Ruiz Gallo le había arrancado dos piezas.

Aparte de esa obra maestra, el famoso inventor, fue el primero en América Latina que se preocupó por estudiar científicamente, los comienzos de la aviación y de la negación submarina.

Escribió un tratado sobre "Navegaciones Aérea" y murió en el callao el 24 de abril de 1880 cuando explosionó un nuevo tipo de torpedo que ensayaba para la defensa del puerto. El accidente truncó una vida notable


Federico Villareal



Un talento en las matemáticas y en la astronomía fue el sabio Federico Villareal.

Nacido en Lambayeque en 1850 y fallecido en Lima en 1923, fue también su vida, fructífera en la enseñanza.

En los claustros de San Marcos brilló desde muy joven y sus aspiraciones lo convirtieron en ingeniero y doctor en ciencias.

El estudio profundo y acucioso de las matemáticas le atrajo en tal forma que llegó a ser, sin discusión, la primera autoridad en la Escuela Nacional de ingenieros de Lima.

Como director de la "Revista de Ciencias" demostró innegables conocimientos y sus estudios sobre astronomía lo encumbrar aún más.

Villareal, en otra de sus notables facetas, hizo un despliegue extraordinario en el campo docente.

Sus lecciones le dieron prestigio en San Marcos y en la Escuela de Ingenieros.

La actividad científica y docente tuvo un complemento en la vida de Villareal. Fue la política, en la que incursionó con relieves vigorosos siendo parlamentaria.

Se dice de él que no fue un orador de nota, pero que poseía una dialéctica serena y aplastante. En homenaje a este ilustre lambayecano funciona en Lima la Universidad Nacional "Federico Villareal".




Elías Aguirre



El 8 de Octubre de 1879 entró en la teoría de Angamos el más ilustre de los Chiclayanos, Elías Aguirre, segundo comandante del "Huáscar" y compañero de hazañas de Miguel Grau.

Cuando cayó en la acción el glorioso comandante, correspondió a Aguirre asumir la responsabilidad y sin vacilaciones, tomo su puesto de mando del monitor para continuar el combate.

Inició así el ascenso a la gloria del puñado de héroes que se sucedieron en el mando de la nave para continuar la lucha hasta el fin.

Consciente de su valor, asumió, con serenidad un mando del que sabia no saldría con vida. Con la mente puesta en la patria espero la muerte que le llego cuando un disparo del buque enemigo "Blanco Encalada" lo decapitó.

Los restos de Aguirre, nacido en Chiclayo el 10 de Octubre de 1814, se encuentran en la Cripta de los Héroes en la Capital de la República. Había ingresado a la marina a los 14 años, después de hacer sus primeros estudios en Chiclayo y Lima. Era teniente Segundo cuando combatió a lado del capitán de Fragata Miguel Grau en Abtao, en 1866, en la corbeta "Unión".

Cuando comenzó la guerra con Chile retirado ya del servicio. Su sentido profundo del honor de la dignidad del marino, su gran amor a la Patria y su sed de gloria, lo llevaron a pedir su incorporación a las filas. Grau, conocedor de sus virtudes militares y de su capacidad, los solicito para Segundo Comandante del "Huáscar".

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